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alimentos, disponer de servicios de agua potable y saneamiento, crear nuevas fuentes de trabajo, aumentar el número de viviendas y contar con más recursos energéticos, tarea nada fácil si se considera la dimensión de la empre- sa en relación con la limitada cantidad de tiempo con que se cuenta.
Afortunadamente hoy se dispone del conocimiento tecnológico y de la experiencia de la familia humana para solucionar tareas de considerable mag- nitud como el control de epidemias que azotaban a la humanidad en el pasado. Existen programas en diversas regiones del mundo a cargo de gobier- nos e instituciones interesadas en crear condiciones favorables para alcanzar los objetivos propuestos. Sin embargo, se requiere del aporte decidido e inme- diato de todo individuo, y el firme pro- pósito de todos los pueblos y sus gober-
nantes. Es de hacer notar que cualquier empresa proyectada será incompleta si los niños, sean estos de países ricos o pobres en todos los rincones del mundo, no tienen la misma oportunidad o posibilidad de mejor salud como elemento priori- tario para llegar a un desarrollo normal y a una vida futura feliz. Las condi- ciones para crear niños sanos y aptos capaces de llegar a las metas proyectadas
están dadas. Por eso, al considerar que la salud del niño es la riqueza del maña- na, es deber de la familia, de la comunidad y de toda la sociedad cristalizar estas condiciones para poner luego en esa simiente el mejor de los abonos a fin de que las nuevas generaciones estén capacitadas para mantener mañana el ritmo y la paz del mundo.
REQUISITOS PARA UN DESARROLLO ARMONIOSO
Michel Manciaux
CRONICA 239 crónicos, por ejemplo, desnutrición. Con frecuencia se buscan “indicadores”, índices positivos, para describir y medir la salud. En la infancia se dispone de muchos: las medidas de aumento de peso y altura y la adquisición en determi- nada edad de distintas capacidades sensoriales, motoras y mentales, que cons- tituyen algunos de los hitos del camino hacia el desarrollo y son además indica- dores de buena salud a nivel del individuo y la comunidad.
Necesidades básicas
Algunas veces se emplea la secuencia necesidades-exigencias-reacción para estudiar los problemas sanitarios. Esto no se puede aplicar al niño que no está acostumbrado a hacer solicitudes en los términos que nos son familiares. Por tanto, compete a los adultos, en particular a quienes están a cargo del niño, cerciorarse de sus necesidades y de la forma más apropiada de atenderlas.
De ordinario las necesidades básicas de todo ser humano se clasifican en físicas, biológicas y psicológicas. Esa distinción es práctica pero algo artificial: la lactancia natural, por ejemplo, es provechosa no solo porque la leche mater- na se adapta perfectamente a las necesidades nutritivas del lactante sino por- que fortalece los lazos de afecto entre la madre y el niño y lleva a intercambios provechosos e interacciones que son difíciles de sustituir.
Las necesidades físicas son las más fáciles de comprender pero no necesa- riamente de atender. Se refieren a albergue, alimento y vestido y, a pesar de ser tan elementales, no es posible atenderlas en todas las edades de la vida. Los niños por lo general son las primeras víctimas de las catástrofes naturales y también de los desastres artificiales como la hambruna, los conflictos entre adultos y las guerras. La primera necesidad del niño es, en realidad, la necesi- dad de la vida, de la supervivencia que es esencial no solo para la propagación de la especie sino también para el establecimiento de programas de planifica- ción familiar que los padres aceptan solo cuando llegan a convencerse de que los niños que ya han nacido tienen buenas posibilidades de supervivencia. El mundo moderno parece olvidarse a veces de esta necesidad-la más importan- te de todas - a juzgar por los 12 millones de niños que mueren anualmente an- tes de llegar al primer año de vida; sin embargo, con muy pocas medidas podrían salvarse.
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novedosos para atender esas necesidades dentro de contextos nuevos y va- riables.
La socialización precoz del niño es un buen ejemplo de ello. En muchos países se confía cada vez más a las instituciones el cuidado y la educación de los niños desde temprana edad y por períodos prolongados. En lugar de mostrar indiferencia hacia esta situación que sin duda es irreversible <no sería mejor tratar de obtener de esto el mayor beneficio para el niño suministrando capaci- tación adecuada a quienes lo cuidan y sobre todo creando cohesión educativa entre la familia natural y las estructuras de atención infantil? Eso sería más fá- cil de realizar cuando la comunidad misma- aldea, barrio, grupos de fami- lia - ayude a establecer y administrar esas instituciones. Los padres no se senti- rán así como extraños y no estarán dispuestos a renunciar a sus responsabilida- des en favor de los profesionales por creer, equivocadamente en muchos casos, que estos saben lo que más le conviene al niño.