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La situación mundial del SIDA a finales de 1991

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Academic year: 2017

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EMAS DE ACTUALIDAD

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A SITUACIÓN MUNDIAL DEL SIDA

A FINALES DE 19911

El síndrome de inmunodeficiencia adquirida solo hace 10 años que se definió como enfermedad; sin embargo, los conocimientos sobre este sín- drome son ya muy extensos. En 1983 fue aislado el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y ya en 1985 se disponía de una prueba de anticuerpos. Desde enton- ces se ha sabido que el VIH se transmite principalmente a través de la relación sexual y que, como otras enfermedades de transmisión sexual (ETS), también puede ha- cerlo a través de la sangre y por vía maternofetal. Estos conocimientos permiten in- terrumpir la diseminación del VIH. También se ha aprendido mucho sobre el me- canismo infectante del virus en las células y la respuesta inmunitaria del organismo. A partir de estos conocimientos se han desarrollado unos 150 fármacos y vacunas experimentales. Otro progreso enorme es la respuesta mundial a la enfermedad. Cada país tiene hoy un programa nacional, aunque dado que se trata de una ETS y que en muchos países el SIDA se dio inicialmente en grupos marginales, esta respuesta ha sido más lenta de lo debido.

En cuanto a fallos, uno de los más importantes es el hecho de que en algunos países ha sido necesario que se hayan dado casos de SIDA para que el gobierno se decidiera a actuar. El largo período que media entre la infección y la enfermedad hace difícil aceptar la seriedad y la urgencia de la situación. Otro fallo ha sido la lentitud de algunos países en abordar el tema de la discriminación contra la gente infectada por VIH, manifestada en las restricciones de visados de entrada, en los lugares de trabajo e incluso en el alquiler de viviendas.

Las lecciones del SIDA

El SIDA no es solo un problema de salud, sino social y econó- mico, como demuestran la discriminación contra los portadores de VIH, el gran nú- mero de ninos huérfanos por su causa, especialmente en el Africa subsahariana, y las grandes pérdidas de fuerza laboral. La respuesta a esta enfermedad tiene que ser multisectorial: de los ministerios de salud, trabajo, educación e información, y tam- bién de organismos no gubernamentales y sectores comerciales y privados.

Otra lección que hay que aprender es lo difícil que es interrum- pir la transmisión sexual, dada la dificultad de modificar las conductas. Por lo tanto,

’ Basado en una entrevista con Michael M. Merson, nuevo Director del Programa Mundial sobre el SIDA de la Organización Mundial de la Salud, publicada como comunicado de prensa en WHO Feutures, nowembre de

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una gran prioridad para los próximos años es continuar las investigaciones sobre la psicología de la sexualidad. Pese a que cambiar las costumbres sexuales es difícil, no es imposible, como prueba el lIarnativo incremento del uso de condones en algunas partes de Africa.

La discriminación contra los portadores del virus es un obstá- culo para la prevención. Además de causar sufrimiento a los afectados, tiende a lle- varlos a la clandestinidad y priva a los países de uno de los grupos más activos de potenciales educadores y promotores de programas antiSIDA. Las demás ETS -es- pecialmente las ulcerativas como la sífilis- constituyen factores de riesgo para con- traer o transmitir el VIH. Por lo tanto hay una necesidad real de integrar los progra- mas de prevención del SIDA en los programas generales de lucha contra las ETS.

La situación del SIDA en los distintos continentes

Hoy contemplamos una pandemia mundial que se inició en el mundo desarrollado y en el África subsahariana. La gran mayoría de la población mundial vive en los países en desarrollo, en los que vive también la proporción ma- yor de infectados por VIH. Probablemente hacia final de siglo esta proporción se acercará al 90%. En los países desarrollados la mayor parte de las infecciones por VIH se han dado en varones homosexuales o bisexuales y en gente que se inyecta drogas. El contagio heterosexual se está incrementando lentamente en estos países, pero por ahora no es el modo de transmisión predominante. En el resto del mundo, el modo de transmisión principal es por vía sexual, principalmente heterosexual, aunque la bisexualidad también existe.

En el año 2000 lo que veremos será una epidemia que quizá se habrá estabilizado en los países desarrollados, aunque en algunas zonas como la costa atlántica de los Estados Unidos seguirá dándose una tasa elevada de transmisión. En África seguirán apareciendo numerosos casos y en Asia y América Latina la inciden- cia también seguirá aumentando. Hacia el 2010 hay que confiar en que la pandemia habrá alcanzado su máximo en África. No obstante, y esto es crucial, lo que ocurra en Asia y en América Latina de aquí a 10 ó 20 años dependerá de lo que hagamos ahora. Gran parte de lo que pasó en África era inevitable porque ocurrió antes de que nadie se diera cuenta de la importancia del SIDA. Pero ese no es el caso en Asia, América Latina y el resto del mundo. Tenemos la oportunidad de prevenir un desas- tre, pero hay que tomar medidas ahora, antes de que sea demasiado tarde.

Siendo optimista, puede estimarse que hacia comienzos de si- glo habrá de 30 a 40 millones de personas (adultos y ninos) infectadas por el VIH y entre 12 y 18 millones de casos de SIDA.

La situación de Asia sudoriental

La mitad de la población mundial vive en esta zona. Los adul- tos sexualmente activos de la India ascienden a un número bastante mayor que el doble de toda la población del África subsahariana. Según el Gobierno de la India puede haber ya más de un millón de portadores del VIH, por lo que el potencial para la diseminación del virus es causa de preocupación.

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En Tailandia se ha pasado en solo cuatro años de una situación en la que apenas había infecciones por VIH al momento actual en el que se detecta el virus hasta en 4% de la población adulta de algunas regiones. En la zona sur de China hay un problema considerable de uso de drogas por vía intravenosa. En el Bra- sil se da una situación similar a la de muchos países africanos. A pesar de que el número de casos aún no es muy grande, su incremento podría ser muy rápido si no se toman las medidas adecuadas.

Las consecuencias de la pandemia de SIDA en las tendencias

demográficas

Este es un tema muy complejo pero, de entrada, parece que el SIDA tendrá un impacto sustancial en las tasas de mortalidad, pero no en el creci- miento demográfico. La repercusión del SIDA en la mortalidad variará de unos paí- ses a otros; solo en algún caso se espera que genere una disminución real de la po- blación. También hay que reconocer que el SIDA puede generar distorsiones en la población por su efecto sobre los grupos sexualmente activos. Puede que veamos poblaciones en las que el número de ancianos y de niños es desproporcionado en comparación con las personas de mediana edad, lo cual evidentemente supone que habrá menos población activa para mantener al conjunto de la sociedad.

La educación sanitaria sobre el SIDA

Hay que enfocar la educación sanitaria sobre el SIDA desde va- nos puntos de vista. Hay que hacer campañas en los medios de comunicación para informara todos sobre la enfermedad y sobre cómo se transmite. Hay que hacer a cada persona consciente de que puede estar exponiéndose al riesgo. Y luego estos mensajes generales deben complementarse con otros dirigidos a las especiales ne- cesidades de grupos específicos de alto riesgo: ciertas prostitutas y sus clientes, hombres que tienen relación sexual con otros hombres o usuarios de drogas intra- venosas. Aún estamos aprendiendo a formular estos mensajes de manera que po- damos alcanzara la gente en las diferentes culturas. Queda mucho por hacer aun- que ya se ha hecho mucho y quizá pueda confiarse en que en el año 2000 cada adulto sexualmente activo sabrá lo que es el SIDA y cómo se transmite y se previene.

La investigación sobre vacunas y tratamientos

Actualmente hay por lo menos 13 vacunas diseñadas para pre- venir la infección o el desarrollo de la enfermedad en las personas infectadas. Todas son experimentales y se están ensayando en Europa y los Estados Unidos. En los próximos años podrían comenzarse algunas pruebas de campo en países en desa- rrollo para evaluar la eficacia de estas vacunas. Predecir cuándo podrá disponerse de una vacuna para uso general es muy difícil, pero siendo optimista se podria pensar que hacia finales de los años noventa. Hasta entonces, la única “vacuna” eficaz de la que disponemos es la de la educación sobre cómo prevenir la transmisión.

En cuanto al tratamiento, ya hay más de 150 fármacos en uso o en fase de desarrollo. Hasta ahora solo se han autorizado dos, la azidotimidina o zi- dovudina (AZT) y la dideoxinosina (DDI), pero probablemente se autorizarán otros en breve. El objetivo es disponer de un tratamiento combinado en el que distintos fármacos actúen en diferentes puntos del mecanismo patógeno de la infección por

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VIH. La ventaja de una terapéutica combinada es que probablemente implicará me- nor toxicidad y menos resistencias que un solo producto desarrollado para conseguir los mismos resultados. Por supuesto, el problema será el del precio. Hay que trabajar con la industria para encontrar medios que permitan a los países de escasos recursos disponer de medicamentos o vacunas que sean eficaces. De todas formas, lo dicho respecto al tratamiento se refiere no a un fármaco para curar el SIDA o eliminar el VIH del organismo, sino a medicamentos que postergan el desarrollo de la enfer- medad en los portadores del virus.

Las prioridades del Programa Mundial sobre el SIDA

Las prioridades del Programa Mundial sobre el SIDA se distri- buyen en las seis áreas siguientes: 1) el fortalecimiento de los programas nacionales sobre SIDA, especialmente en lo referente a gestión y capacidades técnicas; 2) la pla- nificación basada en las consecuencias socioeconómicas de la pandemia; 3) el apoyo a las investigaciones sobre métodos eficaces para impulsara la gente a tener relacio- nes sexuales de una manera más segura, o proveer atención en su propia comuni- dad a los portadores del VIH; 4) el apoyo a la investigación biomédica, especialmente los estudios sobre medicamentos y vacunas en los países en desarrollo; 5) las activi- dades dirigidas a la prevención de la discriminación contra las personas portadoras del VIH; 6) las actividades específicamente destinadas a afrontar la falsa satisfacción y la negación de la importancia del problema en algunos países. En cada una de estas áreas prioritarias la OMS tiene un plan de trabajo concreto para los próximos años.

No cabe duda de que en el pasado año se ha incrementado en gran medida el compromiso de los países y de las instituciones internacionales y de las Naciones Unidas en la lucha contra el SIDA. Sin embargo, todavía estamos cortos de recursos, especialmente financieros. Desde hace un par de años los fondos para los programas de lucha contra el SIDA han dejado de crecer, lo cual podrfa deberse a la creencia de que el SIDA es solo un problema de salud. Cuando sus consecuencias socioeconómicas se hagan más evidentes habrá más inversiones de las instituciones internacionales y bilaterales, y también del sector privado. No cabe duda de que este debería participar mucho más activamente en la prevención del SIDA, dado el im-

pacto de esta pandemia en la fuerza de trabajo. 0

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