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A GERAÇÃO DE 1927 E A GUERRA CIVIL ESPANHOLA

No documento – PósGraduação em Letras Neolatinas (páginas 70-76)

A geração foi extremamente marcada pela Guerra Civil Espanhola, que estala em 1936, através de um golpe de cunho fascista, conservador-monarquista e de direita, contra a República democraticamente eleita. De um lado, os Republicanos, socialistas, anarquistas e comunistas, que haviam sido eleitos democraticamente, lutam para manter o Governo legítimo. Do outro lado, monarquistas, falangistas (um movimento de cunho fascista) e golpistas conservadores de todos os matizes se organizam para dar um golpe militar. Os dois lados se enfrentam numa guerra civil de 3 anos, que dividirá a Espanha em duas, e será a antessala da Segunda Grande Guerra Mundial. Hitler pode treinar livremente sua tática de Blitzkrieg (Guerra Relâmpago), bombardeando cidades indefesas: Guernica, obra-prima de Picasso, é retrato trágico e genial deste período, a tragédia traduzida na pintura (o que também é revolucionário em estética e como temática: o horror e a dor expressos como estética plástica, a arte como arma de luta social). Pela primeira vez na história há o uso de bombardeios aéreos e a Luftwaffe alemã pode impunemente atacar posições não só militares, mas também civis dos republicanos. Soldados fascistas italianos e nazistas alemães entram regularmente na Espanha e lutam ao lado de Franco. Do outro lado os republicanos recebem o apoio das brigadas internacionalistas, voluntários socialistas e comunistas do mundo inteiro que se entregam de corpo e alma em defesa da jovem república assassinada, é que é uma das mais belas páginas de solidariedade da história da humanidade.

A maior parte da Geração de 1927 posicionou-se ao lado da República, não que todos fossem militantes políticos, mas a própria estética deste período levava a que muitos poetas deste período fossem identificados com a nova Espanha, por exemplo, Lorca e seu teatro mambembe. Lorca é assassinado, Miguel Hernández baleado em combate, morre na prisão; Antônio Machado (da Geração de 98) morre a caminho do exílio, num campo de concentração francês. Salinas, Cernuda e Emílio Prados, exilados, morrerão fora da sua terra natal; Rafael Albertí volta no fim de sua vida. Apenas Aleixandre, Dámaso Alonso e Gerardo Diego permanecerão na Espanha.

Federico García Lorca foi a vítima mais famosa da Ditadura Fascista que seria instalada por Franco. Lorca fora identificado com a República, por conta de seus inúmeros amigos socialistas e de seu grupo teatral popular, “La Barraca”, que

interpretava peças para o povo de forma mambembe, durante a República. Ainda que não fosse um militante político, havia em seus livros um claro compromisso estético com ideais de emancipação. Quando estalou a Guerra Civil, fugiu de Madrid por achar que ficaria mais seguro em sua terra natal, Andaluzia. Ledo engano, à sua finca foram dois estranhos que o vigiavam, por conta desta incursão, ele fugiu da sua finca e se escondeu na casa de um amigo falangista. Depois de dois dias escondido, foi delatado e capturado por um grupo de milícia fascista, levado a um terreno baldio (acredita-se atrás do cemitério da cidade), foi sentenciado a morte sem julgamento, por ser “rojo y maricas” e executado, com um grupo de militantes socialistas. Foi a morte mais famosa da crueldade fascista dos golpistas franquistas. Até hoje não foi encontrado o corpo do mais famoso e mais talentoso dos poetas da Geração de 1927.

O crime foi narrado poeticamente de forma dolorosa e magistral por Antonio Machado e Pablo Neruda:

El crimen fue en Granada — Antonio Machado (Machado, Antonio, 1936) A Federico García Lorca

I

EL CRIMEN

Se le vio, caminando entre fusiles por una calle larga,

salir al campo frío,

aún con estrellas, de la madrugada. Mataron a Federico

cuando la luz asomaba. El pelotón de verdugos no osó mirarle a la cara. Todos cerraron los ojos; rezaron: ¡ni Dios te salva! Muerto cayó Federico

—sangre en la frente y plomo en las entrañas—. … Que fue en Granada el crimen

sabed —¡pobre Granada!—, ¡en su Granada!… II

EL POETA Y LA MUERTE Se le vio caminar solo con Ella, sin miedo a su guadaña.

—Ya el sol en torre y torre; los martillos en yunque, yunque y yunque de las fraguas—. Hablaba Federico,

requebrando a la Muerte. Ella escuchaba. «Porque ayer en mi verso, compañera, sonaba el eco de tus secas palmas, y diste el hielo a mi cantar, y el filo a mi tragedia de tu hoz de plata, te cantaré la carne que no tienes, los ojos que te faltan,

los rojos labios donde te besaban… Hoy como ayer, gitana, muerte mía, qué bien contigo a solas,

por estos aires de Granada, ¡mi Granada!» III

Se les vio caminar… Labrad, amigos, de piedra y sueño, en el Alhambra, un túmulo al poeta,

sobre una fuente donde llore el agua, y eternamente diga:

el crimen fue en Granada, ¡en su Granada! (MACHADO, 1936).

Antonio Machado, no poema que nos apresenta, descreve em três partes,

El crimen, El poeta y la muerte, e a terceira parte sem título, as últimas horas e a

morte de Federico García Lorca. Na primeira parte, ele descreve os momentos prévios e o momento da morte do poeta, fora do povoado, num lugar sem luz. A maneira fria, calculada, sem testemunhas para que o crime contra a humanidade e arte ficasse com sua vergonha para sempre oculta. O poema mostra a crueldade e a frieza da execução: com um tiro na cabeça, se apagou a luz mais brilhante de toda uma geração de escritores. Machado faz com que na segunda parte os sinos toquem, como anunciando e denunciando a morte de Lorca. Por último, na terceira parte, a denúncia é um pedido que não se esqueçam nem de sua morte, do crime, nem da sua poesia, que foi a forma de Lorca, um obsessivo pela morte, a ludibriar e se eternizar.

Neruda, por sua vez, narrou assim, tragicamente a perda de seu irmão de letras, em sua Terceira Residência, livro de combate, dedicado quase na integralidade à jovem república assassinada, e que citaremos, de forma integral neste trabalho, por ser de extrema necessidade sua leitura, para entendermos os sentimentos que a morte de Federico García Lorca causou em Pablo Neruda:

Oda a Federico García Lorca — Pablo Neruda SI pudiera llorar de miedo en una casa sola, si pudiera sacarme los ojos y comérmelos, lo haría por tu voz de naranjo enlutado y por tu poesía que sale dando gritos. Porque por ti pintan de azul los hospitales y crecen las escuelas y los barrios marítimos, y se pueblan de plumas los ángeles heridos, y se cubren de escamas los pescados nupciales, y van volando al cielo los erizos:

por ti las sastrerías con sus negras membranas se llenan de cucharas y de sangre

y tragan cintas rotas, y se matan a besos, y se visten de blanco.

Cuando vuelas vestido de durazno, cuando ríes con risa de arroz huracanado,

cuando para cantar sacudes las arterias y los dientes, la garganta y los dedos,

me moriría por lo dulce que eres, me moriría por los lagos rojos en donde en medio del otoño vives

con un corcel caído y un dios ensangrentado, me moriría por los cementerios

que como cenicientos ríos pasan con agua y tumbas,

de noche, entre campanas ahogadas: ríos espesos como dormitorios

de soldados enfermos, que de súbito crecen hacia la muerte en ríos con números de mármol y coronas podridas, y aceites funerales:

me moriría por verte de noche mirar pasar las cruces anegadas, de pie llorando,

porque ante el río de la muerte lloras abandonadamente, heridamente, lloras llorando, con los ojos llenos de lágrimas, de lágrimas, de lágrimas. Si pudiera de noche, perdidamente solo, acumular olvido y sombra y humo sobre ferrocarriles y vapores, con un embudo negro, mordiendo las cenizas,

lo haría por el árbol en que creces,

por los nidos de aguas doradas que reúnes, y por la enredadera que te cubre los huesos comunicándote el secreto de la noche. Ciudades con olor a cebolla mojada

esperan que tú pases cantando roncamente, y silenciosos barcos de esperma te persiguen, y golondrinas verdes hacen nido en tu pelo, y además caracoles y semanas,

mástiles enrollados y cerezas

definitivamente circulan cuando asoman tu pálida cabeza de quince ojos

y tu boca de sangre sumergida. Si pudiera llenar de hollín las alcaldías y, sollozando, derribar relojes,

sería para ver cuándo a tu casa llega el verano con los labios rotos,

llegan muchas personas de traje agonizante, llegan regiones de triste esplendor,

llegan arados muertos y amapolas, llegan enterradores y jinetes,

llegan planetas y mapas con sangre, llegan buzos cubiertos de ceniza,

llegan enmascarados arrastrando doncellas atravesadas por grandes cuchillos,

llegan raíces, venas, hospitales, manantiales, hormigas,

muere entre las arañas un húsar solitario, llega una rosa de odio y alfileres,

llega una embarcación amarillenta, llega un día de viento con un niño, llego yo con Oliverio, Norah Vicente Aleixandre, Delia,

Maruca, Malva Marina, María Luisa y Larco, la Rubia, Rafael Ugarte,

Cotapos, Rafael Alberti,

Carlos, Bebé, Manolo Altolaguirre, Molinari,

Rosales, Concha Méndez, y otros que se me olvidan.

Ven a que te corone, joven de la salud y de la mariposa, joven puro

como un negro relámpago perpetuamente libre, y conversando entre nosotros,

ahora, cuando no queda nadie entre las rocas, hablemos sencillamente como eres tú y soy yo: para qué sirven los versos si no es para el rocío? Para qué sirven los versos si no es para esa noche en que un puñal amargo nos averigua, para ese día, para ese crepúsculo, para ese rincón roto

donde el golpeado corazón del hombre se dispone a morir? Sobre todo de noche,

de noche hay muchas estrellas, todas dentro de un río

como una cinta junto a las ventanas de las casas llenas de pobres gentes. Alguien se les ha muerto, tal vez

han perdido sus colocaciones en las oficinas, en los hospitales, en los ascensores,

en las minas,

sufren los seres tercamente heridos y hay propósito y llanto en todas partes:

mientras las estrellas corren dentro de un río interminable hay mucho llanto en las ventanas,

los umbrales están gastados por el llanto, las alcobas están mojadas por el llanto

que llega en forma de ola a morder las alfombras. Federico,

tú ves el mundo, las calles, el vinagre,

las despedidas en las estaciones

cuando el humo levanta sus ruedas decisivas hacia donde no hay nada sino algunas separaciones, piedras, vías férreas. Hay tantas gentes haciendo preguntas por todas partes.

Hay el ciego sangriento, y el iracundo, y el desanimado,

y el miserable, el árbol de las uñas, el bandolero con la envidia a cuestas. Así es la vida, Federico, aquí tienes

las cosas que te puede ofrecer mi amistad de melancólico varón varonil.

Ya sabes por ti mismo muchas cosas.

Y otras irás sabiendo lentamente (NERUDA, 2004, pp. 94).2

Neste poema Neruda usa do panteísmo, da animação da natureza que chora a morte do amigo, mas que também o fará voltar numa improvável ressurreição vestido de durazno (pêssego), os elementos ligados à terra de Lorca, que era um poeta telúrico das ressecas terras de Andaluzia, Nos elementos da poesia de Neruda e de Lorca, o poeta chileno tira a força para chorar a morte de seu irmão Federico. O mar é noturno, negro sombrio, mas também para dizer que nos elementos da poesia de Federico viceja sua imortalidade. As estrelas correm em um rio interminável é há muito pranto nas janelas, é como se toda Espanha e todo o mundo literário sofresse a grande perda. O cego iracundo, o bandoleiro, são símbolos do fascismo, que cegamente retirou a vida do mais importante membro da Geração de 1927.

Neruda convoca todos os amigos poetas para o pranto, mas tem também a ternura lírica, Lorca morto, jovem, mantivera sua pureza, frescor e eterna infância, é um relâmpago negro perpetuamente livre. Para alguém que não é religioso, Neruda prenuncia a imortalidade a Lorca, se literária ou literal, no poema: cabe a polissemia do leitor decidir-se por qual imortalidade. Mas é uma homenagem em forma de luto e pranto, pois, por causa de Lorca se pintam de azul os hospitais e

crescem as escolas e os bairros marítimos. O pranto e o luto de Neruda é tão

intenso, que como Édipo, ele queria arrancar os olhos e ir além, comê-los, para espiar a dor da perda do poeta irmão. E a partir deste poema que a poesia de Neruda fará a inflexão política e se manchará de vermelho, a cor do sangue, a cor do movimento socialista e comunista.

Dois poemas que expressam a dor profunda que a perda do maior poeta da Geração de 1927 causou, fatidicamente, o primeiro escrito pelo principal poeta da Geração de 1989, Antônio Machado (que morrerá também fugindo da Guerra Civil, num campo de concentração francês, à beira do exílio); o outro do seu irmão em letras, Neruda. Estes poemas mostram o marco que foi para toda aquela Geração a perda de Lorca, e também o marco para nosso trabalho, já que este acontecimento trágico será determinante para as mudanças poéticas de Neruda.

2 Preferimos citar integralmente os dois poemas, o de Neruda e o de Antônio Machado e só após o texto integral fazer a análise, para não haver quebra no ritmo de ambos que são fundamentais no entendimento do desfecho deste trabalho.

No documento – PósGraduação em Letras Neolatinas (páginas 70-76)