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La persona de edad y su aportación permanente

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350 BOLETIN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA A brill982

La dependencia de la familia debe ser selectiva y si la persona de edad está sola o vive lejos de familiares o amigos la enfermera tratará de conseguir más servicios de organismos profesionales o voluntarios. Sin embargo, para una minoría de personas de edad con impedimentos será inevitable el traslado a un hospital u otra institución de asistencia. Comprendiendo el efecto que la vida en una institución ejerce en la persona de edad apartada de su ambiente nor- mal, la enfermera procurará que Lrsta siga en lo posible controlando sus activi- dades personales.

En el período precedente y consecutivo a la muerte es probable que haya que prestar atención integral a la familia o los amigos de la persona de edad enfer- ma. La enfermera puede aliviar los síntomas físicos de angustia, pero la res- puesta al estado emocional del agonizante es más difícil; para vencer esa difi- cultad ha de estar al tanto de las costumbres locales y de los aspectos sociales y religiosos que se atribuyen a la muerte, así como del estado de animo de fami- liares y amigos.

El aprovechamiento eficaz por todos los países de la red de enfermería para la atención de las personas de edad podtia reportar beneficios de gran alcance. El personal de enfermeda ocupa una posición favorable para dispensar asisten- cia con anticipación, evitar modos de vida conducentes a enfermedad o invali- dez en la edad avanzada y fomentar prácticas que contribuyan a una vejez sa- na. En los países industriales, la enfermera debe estar al tanto de las responsa- bilidades del empleador y del empleado en lo que respecta al logro de un ren- dimiento óptimo a cualquier edad y preparar al trabajador para la jubilación, con el fin de hacer más llevadero el paso de la condición de “empleado” a la de “jubilado”.

La previsión al establecer planes para las futuras personas de edad y el de- sarrollo de un sentido agudo de oportunidad en relación con los ancianos de hoy, deben ser atenciones prioritarias para todos los servicios de enfermeda, si se quiere conseguir que la calidad de la vida en la vejez sea satisfactoria en todo el mundo.

LA PERSONA DE EDAD Y SU APORTACION PERMANEF4TE’

La función de la persona de edad en la fuerza laboral se concibe de distinta manera en los países en desarrollo y en fos desarrollados. En Francia, por ejemplo, la política de la nueva administración es estimular la producción y combatir el desempleo reduciendo la semana de trabajo a 35 horas y adelantan- do la edad de jubilación a los 60 años para los hombres y a 55 para las mujeres.

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a los 30 millones aproximadamente de jóvenes que están a la espera y a los 100 millones que engrosarán las filas en el año 2000. Ello representa un impre- sionante potencial de producción que debería permitir a los pal’ses en desarrollo el mejoramiento de su PNB. Sin embargo, el dilema es que la mayoría de las personas en edad de jubilación conservan la plenitud de sus facultades y apti- tudes.

Lucha por la equidad

Al seguir siendo productivas, las personas de edad contribuyen a reducir la pobreza. Sin embargo, el problema no es únicamente la pobreza, sino también la falta de equidad ya que sólo una minoria goza de buena posición. Segtín es- tudios de las Naciones Unidas y el Banco Mundial, en los países en desarrollo no socialistas el 84q;ó de la población total, o sea 1 500 millones, vive en la pobreza (y la cifra aumenta en unos 24 millones al año) mientras que el 16% disfruta de la abundancia y se enriquece en un 0,05% al año. La “revolución verde”, por ejemplo, beneficia solamente al 20% de los agricultores (los que tienen explotaciones grandes e intermedias); el crédito les favorece; la educa- ción tiende a concentrarse en el 20% de la sociedad; los servicios de salud, que son urbanos y hospitalarios, no llegan a la mayoda rural. En resumen, los be- neficios del aumento de la producción recaen en la minoría acomodada.

De ahí que el problema de la persona de edad en esas sociedades sea el problema del pobre explotado y sin organizar, y que la lucha contra la causa b%sica de su pobreza sea la lucha contra las desigualdades e injusticias que ca- racterizan a dichas sociedades. Por consiguiente, es de interés para la mayoría pobre organizarse y, en esa organización de los pobres por los pobres, las perso- nas de edad, por razón de su experiencia, condición social y conocimientos, tienen una función capital que desempeñar. En esa lucha contra la desigual- dad y en pro de la justicia, las personas de edad de escasos recursos, que consti- tuyen la gran mayotia del grupo, deben figurar a la cabeza.

Conservación de valores

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CRONICA 353

lugar de competitividad est&il; e interés por los demás, en lugar de afán de fis- calización y poder.

En la mayoría de las familias pobres, las personas de edad asumen la principal responsabilidad por los niños, que generalmente no pueden aspirar a una educa- ción oficial. De sus tíos y abuelos el niño recibe el tipo de educación denominado aprendizaje por fa práctica, es decir, las lecciones que capta, comprende y asimi- la el individuo por sus propios medios. Esa labor educativa reúne al niño y al adulto y complementa el sistema escolar, compensando a veces su formalismo e inadecuación, además de ofrecer oportunidades de participación genuina en la educación mutua. Esta contribución propia de las personas de edad a la educa- ción de los jóvenes pone de relieve el valor que representan dichas personas para la sociedad e imprime un sentido de urgencia a la atención de sus necesidades en materia de atención médica, vivienda y transporte.

Hechos y cifras

l Cuando se escriba la historia social del presente siglo, uno de los

hechos más notables será sin duda el predominio numérico de las perso- nas mayores de 65 años.

l Vivir hasta la edad de 70 u 80 años es un privilegio del siglo XX en

la mayor parte de los países industrializados; más de la mitad de los va- rones recién nacidos llegarán a los 70, y más de la mitad de las mujeres, a los 80.

l El envejecimiento es una fase normal de la vida humana y debe

considerarse como tal.

l La mayoría de fas personas de edad son independientes y, lo que es

más, siguen aportando algo a la sociedad y a sus familias.

l Para el año 2000, en América Latina y el Caribe 36 países llegarán

a la tategoría de los que alcanzan una esperanza de vida de 65 años o más.

l En América Latina el porcentaje de poblacion mayor de 65 años en

1980 es de 4,0 y el previsto para el año 2000 es de 4,6; esto representa un aumento de 13 millones de individuos.

l En América del Norte (Estados Unidos y Canadá) la población ma-

Referências

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