32
OFICINA SANITARIA PANAMERICANA [Eneroperenne normalización de los productos biológicos, 10 cual debe expan- dirse a fin de comprender patrones internacionales para alimentos y drogas. Con el gran aumento esperado en el intercambio de productos alimenticios entre las naciones después de la guerra resulta manifiesto que los patrones de pureza y calidad deben ser objeto de convenio inter- nacional. La actual colaboración entre técnicos de las Naciones Unidas para resolver problemas urgentes de la guerra n& señala la senda que permitira continuar y ampliar la investigación internacional de los problemas sanitarios de interés general. Una de las obligaciones pri- mordiales será una acción internacional para la preparación del personal sanitario, lo que conducirá, según espero, al establecimiento de escuelas internacionales de higiene.
Las comisiones de peritos, nombradas para ocuparse de los grandes problemas de la patología, pueden hacer mucho para fomentar las provi- dencias necesarias. La malaria, la lepra y el tifo son enfermedades que nos vienen a la mente como apropiadas para estudios periciales y acción coordinada. Así también está indicada la educación sanitaria en escala internacional. Un plan mundial de sanidad facilitará orienta- ción científica a la politica nutritiva.
He ahi solamente algunas de las ramas que exigen la atención de una organización mundial de higiene. El dominio de la enfermedad y el mejoramiento de la salud de todas las naciones constituyen las bases imprescindibles de la estabilidad mundial.
Por la Sra. Doña ELEANOR DE ROOSEVELT
A mi parecer apenas si hay motivo para que yo hable ante este público, visto que los otros oradores van a deciros cuanto deseáis saber acerca de Ia necesidad de Ia colaboración entre las naciones americanas, y las razones cientfficas que convierten la salud pública en una necesidad en todos los paises. En lo que a mf toca, ~610 puedo mencionar el interés que tienen 10s profanos en comprender 10 que los hombres de ciencia y los gobiernos de sus varias naciones tratan de realizar, pues sin la coope- ración de 10s ciudadanos, ni los mejores planes triunfarán de veras, de manera que el problema que tenemos ante nosotros es hacer que 10s hombres y mujeres que constituyen Ia nación comprendan la necesidad y el valor de los servicios de sanidad pública.
1945
1
DÍA DE LA SALUD33
VISTA GENERAL-SALA
DE LAS AMÉRICASFotografías tomadas en el Palacio de la Unión Panamericana eI
2 de diciembre de 1944
OFICINA SANITARIA PANAMERICANA
[Enero
DR. THOMAS
PARRANSR.
DN.
PEDRO ~LTR.~S\
1946 1 DfA DE LA SALUD
35
Podemos sentirnos muy satisfechos de que en esta guerra se haya obte- nido un éxito de lo más notabIe al mantenernos a salvo de las epidemias que hubieran podido cobrar un tributo muy pesado en todos los pdses. Los que vieron Ia guerra pasada recordarán lo que aquí en Washington significó la epidemia de influenza, y en los demás países la gente de mi generación también lo recordará. Sin las precauciones que se han tomado, hoy mismo acaso tendríamos epidemias que retardarían la producción y afectarfan Ia guerra y el esfuerzo militar muy seriamente en este pafs, así como en otros muchos.
El otro día me df en el tren con un soldado joven a quien acababan de dar de alta, y acompañado de otros dos camaradas, iba de regreso a su hogar, y al preguntarle qué Ie había pasado me explicó: “Pues he pasado todo mi periodo de servicio en Groenlandia, Islandia y Terranova, y me han licenciado por haber contraído una afección tropical.” En verdad había motivo para sorprenderse, y esto demuestra 10 que puede acon- tecer si no se despliegan los mayores esfuerzos posibles para impedir que se propaguen enfermedades de un país a otro. Ese problema con- tinuará siendo grave por mucho tiempo después de Ia guerra y seguirá siéndolo, hasta que cohibamos estas enfermedades en 10s distintos paises, y todos ellos eleven sus patrones de servicios sanitarios hasta que muchos de esos males sean completamente erradicados. Al recorrer hace algún tiempo varios países, fu6 muy interesante para mí observar que hemos logrado limitar en todos nuestros campamentos en plazo muy breve, el peligro de Ia malaria, así como de otras afecciones tropicales. Esto puede hacerse contando con conocimientos y cierta disciplina voluntaria de parte del público en conjunto.