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LOS PRESUPUESTOS DE SANIDAD

Un estudio realizado en Checoeslovaquia l ha puesto de manifiesto que en un típico distrito rural de dicho pais dedican unos 15 centavos per cápita a:obras preventivas de sanidad. Es un hecho reconocido, y así se comprobó en dicha encuesta, que la labor sanitaria organizada a la moderna no cuesta forzosamente más que los antiguos servicios, si se organiza en forma debida, tomando por base unidades administra- tivas apropiadas. En las zonas dotadas de mejores condiciones higiénicas la administración resultará más barata que en otras partes.

En el mismo estudio también tratóse de averiguar cuánto invertían en medicina preventiva y curativa el Gobierno, localidades, y organis- mos particulares, descubriéndose que se gasta unas nueve veces más en tratamiento médico que en medicina preventiva. Igualmente el costo de los servicios terapéuticos se hallaba bastante bien repartido entre las diversas administraciones, puesto que el Estado, provincias y condados contribuían por igual al tratamiento de los indigentes. No reza otro tanto con la medicina preventiva, pues mientras el Gobierno Nacional interésase principalmente en la lucha contra las enfermedades infeciosas, las unidades locales tienen a su cargo el saneamiento local. La campaña antivenérea corresponde princi- palmente a organismos particulares, lo cual resulta peligroso en la actual crisis económica, pues por un lado el público no los apoya suficientemente, y por otro las corporaciones públicas han comenzado a retirar sus subsidios. Fundado en el resultado del estudio, se ha propuesto un plan según el cual se reorganizará la Iucha contra los males infecciosos, a fin de comprender únicamente procedimientos cuya utilidad ha sido demostrada por las últimas investigaciones, descartando los anticuados, como sucede con la desinfección terminal.2 Los fondos así liberados pueden usarse para fortalecer la maquinaria contra las enfermedades sociales. En Checoeslovaquia invierten anualmente en medicina curativa y preventiva unos 2,000 millones de coronas, lo cual se compara favorablemente con la defensa nacional, que viene a costar unos 1,500 millones, y tan elevada es la conciencia sanitaria del país, que en 1933, mientras el presupuesto general fué rebajado en 7.8 por ciento, el de sanidad sólo 10 fué en 2.5 por ciento. En Francia el presupuesto sanitario ha decuplicado de 1912 a 1932. No resulta el cuadro tan halagüeño en todas partes, como puede verse por las cifras para las Repúblicas Americanas publicadas en la tabla del número anterior. En Italia eI presupuesto nacional para sanidad

1 Carta de Praga: Jour. Am. Med. Assn., 1963, dbre. 3, 1932. 2 BOLETÍN de obre., 1931, p. 1364.

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representó en 1932 0.6 por ciento del presupuesto nacional, comparado con 0.3 por ciento en los Estados Unidos, donde esta cifra, cabe adver- tir, no comprende los fondos locales. En España, has sido más que triplicado el total en los últimos tres años.

Según un cálculo realizado en el Estado de Illinois, E. U. A., de cada dólar dedicado allí a gastos del gobierno, poco más de un centavo se destina a obras sanitarias. La educación es lo primero, con 39 centavos, viniendo después los establecimientos benéficos y penales, con unos 33 centavos. Al final de la lista aparece la partida “varios,” con poco menos de un centavo, e inmediatamente antes “fines legisla- tivos,” mis o menos con un centavo, y más arriba, “sanidad.” La preparación militar y naval recibe 1.33 centavos. En resumen, el Estado gasta allí menos dinero en sanidad que para ningún otro propósito, si se exceptúan “legislación” y L‘varios.“3 En Nueva York, en 1930, de cada dólar cobrado en impuestos, ya estaduales o locales,

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centavos eran para sanidad, pero aun allí, aunque se gastan en conjunto $2 por persona para la protección de la salud comunal, eso compárase con $3 dedicados a proteger las personas y la propiedad. En el Estado de Pernambwo, Brasil, el presupuesto de sanidad representa 4.7 por ciento del general. Es de notar que en algunos países de América ya exigen que de 5 a 10 por ciento del presupuesto municipal sea destinado a exigencias sanitarias y, en ciertos sitios, puesto a disposición del servicio estadual o nacional.

Hablando de Costa Rica, Núñez4 ha indicado que, si por un lado los presupuestos de higiene y protección social revelan el hecho halagador de haberse multiplicado desde

1916,

en cambio son los más modestos, después del de Relaciones Exteriores, y sólo representan 27 por ciento del de Educación Pública. Un hecho de idéntica naturaleza fué apun- tado por Gaitán 6 al hacer notar, a la par que el aparente incremento enorme de los fondos asignados a salubridad, cudn inferiores eran aun en Guatemala a lo gastado con el mismo propósito en Repúblicas cercanas como Cuba, Nicaragua y Honduras. En la isla de Puerto Rico 6 la inversión per cápita en sanidad sube a 82 centavos, 55 de ellos dedicados a proteger la salud pública. Un estudio verificado en 1930 manifestó que en los Estados Unidos, en 20 de los Estados los fondos dedicados a sanidad en 1930 variaron de 5 a 10 centavos per cápita, y en 8 eran de menos de 5 centavos; pero en cambio, encabeza- ban la lista Nueva York con 40 centavos, Delaware con 35 y Maryland con 26. Para todo el país el promedio en 1915 era de 0.036, y en 1930, 0.118, o más de tres veces mayor, debiéndose aquf advertir de nuevo que esto no comprende los presupuestos locales.

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En verdad, más que lastimoso sería, como en otra ocasión 7 adverti- mos, que la crisis económica hiciera rebajar los fondos consagrados a sanidad, pues con toda probabilidad habría luego que invertir en tratamiento de males evitables cantidades mucho mayores. Aun hoy mismo vemos alzar de nuevo la cabeza a dolencias que parecían dominadas en algunos países. Tiénese calculado que cada población debe gastar aproximadamente un mínimo de

$1

per cápita, a fin de resguardar debidamente la salud de los ciudadanos, y es digno de notar que en los Estados Unidos las 38 poblaciones más salubres promediaron

$1.44

en 1932, comparado con 89 centavos para las otras. Es un hecho elocuente que, según manifestó un estudio reciente 8 en los Estados Unidos, del dinero que dedica cada familia a la prevención y cuidado de Ias enfermedades, sólo

1

por ciento corres- ponde a medicina preventiva; comparado con 2.7 por ciento para atención a los ojos;

17.4

por ciento para asistencia dental; 78.5 por ciento, o sea más de tres cuartas partes del total, a cuidado de las enfermedades. Una mera ojeada a esas cifras basta para denotar que de haberse acrecentado algo más el primer renglón, o sea profilaxia, mucho se hubiera podido ahorrar en el tratamiento de males, muchas veces prevenibles, con los conocimientos que ya poseemos, de ponerse en práctica éstos como procede, para beneficio de todos.

LA ISOHEMAGLUTINACIÓN Y LA DETERMINACIÓN DE LA

PATERNIDAD

La prensa diaria, siempre aficionada a todo lo que huele a sensa- cionalismo y misterio, suele de cuando en cuando dedicar espacio a explotar, con la exageración de rigor, el valor de las pruebas de los grupos sanguíneos tanto en la determinación de la paternidad como en otros asuntos. El método, sabido es, ha sido utilizado con cierta reticencia y aceptación cada vez mayor, para dicho propósito, desde que Ottenberg en 1908 y luego von Duggern y Hirschfeld en 1910 expusieran la intervención hereditaria en la presencia de ciertas isohemaglutininas. Lattes ha hecho notar que el fenómeno de la isohemaglutinación ya era conocido de viejo en China, y su utiliza- ción para la determinación del parentesco y la paternidad había sido descrita en un tratado médico del año

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en dicho país.

Tampoco han faltado frecuentes referencias al asunto enlaliteratura médica, g y en una sesión celebrada recientemente por la Sociedad de

’ BOLETÍN de mayo, 1932, p. 531.

8 “Medical Csre for the Ameritan People,” 1932, p. 40.

9 Una lista parcial de los trabajos m& recientes comprendería: Lattes, L.: “Las modernas conquistas en la investigación de la paternidad,” Rev. Crim. Psiq. & Med. Leg., 3, eno.-fbro., 1932; Eenke, M.: “La prueba sanguínea en la comprobación de la paternidad, ” Vida Nueva, 577, jun. 15, 1932; Domis, R.: “Apli- cación médico-legal de los grupos sanguíneos humanos,” Vida Nueva, 558, jun. 1932; ver’ BOLETÍN de agosto, 1931, p 999, ysbre., 1932, p. 969; Wiener, A. S.: Jour. Am. Med. Assn., 242, jul. X,1932; “Symposium

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Medicina de Berlín,l” el punto fué discutido bastante a fondo en sus varias fases. La base general de la teoría, tal como la definiera Landsteiner en 1906, sólo comprendía los cuatro caracteres especfficos conocidos hasta hace poco. Ultimamente el problema se ha enreve- sado algo más al encontrarse otros tres caracteres específicos, dos de los cuales, “M” y “N,” descubiertos por Landsteiner y Levine,l’ hállanse ya completamente desarrollados en el recién nacido y están sometidos a leyes prec,isas de trasmisión hereditaria.12 Los “M” y “N” discrepan de los cuatro caracteres primitivos por sólo formar tres combinaciones, pues nunca faltan simultáneamente de la sangre de un individuo.

Con las pruebas serológicas en su forma actual, o sea tomando en cuenta los nuevos caracteres, puede eliminarse a una de cada tres personas inculpadas de ser el padre de una criatura dada, en tanto que antes sólo podía descartarse a una de cada seis o siete. Tratándose de una sustitución o confusión de niños, la prueba ya da resultado en dos de cada tres casos. ConvientQhacer notar que deben demorarse estas pruebas hasta dos semanas después del nacimiento, pues hasta entonces las aglutin nas presentes quizás no sean de manufactura del niño, sino de procedencia materna, trasmitidas por vía placentaria. Debe recalcarse que dichas pruebas sólo revisten caracter negativo, es decir, que sirven para exonerar a un individuo acusado errónea- mente de ser el padre de un niño dado, pero que en caso contrario, a lo más pueden indicar que un sujeto puede ser el padre, pero no forzosamente. Por ejemplo, en un caso la corte de casación de Italia falló que un niño debe tener otro padre cuando su sangre no armoniza ni con la de su madre ni con la del padre putativo.*a Siendo un hecho reconocido que las aglutininas “A” o “B” no aparecerán en la sangre fetal a menos que también existan en la de uno de los padres,

en realidad no vale la pena buscar los factores “M ” y “N ” sino en caso de no ser terminante el resultado con los factores “A” y “B”. on the Forensic Value of Tests for Blood Grouping” (Proceedings of the Society of Medical Jurispmdence at the New York Academy of Medicine, mzo. 14, 193?); Wiener,.\. S.: “ Determination of Paternity hy Blood Groups,” Am. Jour. Med. Sc., mayo, 1931; Levine, P.: “Application of Blood Groups in Forensic Medicine,” Am. Jour.,Pol. Sc. 157-168, 1932; Dockeray, G. C : “Blood Groups and Paternity,” Irish Jour. M. Sc., 163-169, ab. 1932; Piischel, J : Ztschr. Rassenphysiol. 6%80, 1932; Kaboth, 0.: Ber. ges. Gynäk. & Qeburtsh.: 241-254, eno. 12, 1932; Wolff, E.: Acta paediat. 115-117, 1930; Remund, M. H.: Schweiz. med. Wchnschr.Sl-85, eno. 23,1932; Jung, P.: Schweiz. med. Wchnschr. 436-437, ab. 30,1932; Schütz, F.: Fortschr. Med. 83&840, obre. 30, 1931; Strsssmann, G: Ztschr. Sexualwissonsch. 421-433, 1932; Mueller, B.: Deutsche Ztschr. ges. gerichtl. Med. 587-600, 1932; Rahau, E.: Ztschr. Geburtsh. & Gynäk. 402-403, 1932; Lucca, A.: Lattante 267-283, jun., 1932; Marx, A. M.: Med. Klin. 787-790, jun. 3, 1932; Thomsen, 0.: Ugesk. lzger 616-624, jun. 16, 1932; Hellwig, A.: Klin. Wchnschr. 1843-1845, obre. 29, 1932; Raitzin, A.: “La investiga- ción medicoforense de la paternidad, la filiación y el parentesco,” Semana Med., 1349, ab. 20, 1933.

10 Carta de Berlín, Jour. Am. Med. Assn., 510, fbro. 18, 1933. [ 11 El “P” sólo se halla excepcionalmente en los europeos.

12 Wiener, A. S., Rothberg, S., y Fox, S.A.: “Heredity of Agglutinogens M and N of Landsteiner and Levine; Medico Legal Application for Determination of Non-Paternity,” J. Immunol. 63-71, jul., 1932: ver el BOLETfN de agosto, 1931, p. 999, y sbre., 1932, p. 969.

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El serodiagnóstico de la paternidad cobra más importancia en pleitos entablados contra supuestos padres por no sostener a sus hijos natu- rales, pero el resultado debe ser decisivo, en particular tratándose de cargos de perjurio contra madres que acusan falsamente a un indivi- duo, o en lo tocante a sustitución criminal o robo de un pequeño, o confusión de dos recién nacidos en una maternidad. En muchos tribunales esas pruebas han sido introducidas y aceptadas como parte del testimonio, pues permiten excluir a veces categóricamente una paternidad imputada.14 A f?n de proteger en lo posible a las madres, en Wittenberg el ministerio de justicia ha ordenado que en litigios relativos a la determinación de la paternidad, a fin de evitar posibles perjurios, se averigüen primeramente los grupos sanguíneos, y luego se tome la declaración jurada de la madre, ya al tanto del resultado serológico. Las pruebas sanguíneas han sido también utilizadas criminológicamente en otras formas, pues al distinguirse la presencia de las hemaglutininas en otros humores, como jugo gástrico y la saliva, esto puede en ciertas ocasiones permitir averiguar, por ejemplo, por las colillas de los cigarrillos, si ciertos individuos sospechosos pudieron haber fumado los mismos. Criminológica- mente, lo que más importancia reviste es la determinación de los grupos sanguíneos en las manchas de sangre,15 aunque aquí se lucha con el inconveniente deique,)ai sangre casi siempre es vieja y hasta seca, mientras que en las encuestas sobre paternidad el material es recién obtenido. En un caso famoso de Cárdenas, Castellanos l6 utilizó en

1928

la isohemaglutinación por primera vez en Cuba para averiguar si la sangre que manchaba varias prendas de uso del asesino procedían de éste, como él sostenfa, o de la víctima. En Alemania la ley no obliga a someterse a una prueba sanguínea salvo en caso de homicidio, y el Gobierno de Sajonia ha declarado que la negativa de un sujeto no debe ser interpretada en sentido desfavorable para el mismo.

Otro campo de posible aplicación de la isohemaglutinación es en las transfusiones sanguíneas. Si es la primera vez que se practican, nada pueden revelar, pero si se han realizado otras antes, el nuevo método puede ayudar a evitar reacciones contraproducentes. El proceder, en estos casos, puede limitarse a comprobar, macro y microscopicamente, si hay o no aglutinación de ambas sangres, pero siempre es mejor clasihcar los grupos existentes, lo cual también

1’ Ver BOLETfN de jun., 1928, p. 767; también Lattes: Rev. Crim., Psiq. & Med. Legal 3, eno.-fbro., 1932. 15 Fischer, H.: Altl. Fortbildunggkurs Eissingen, 4, 1928; Goddard, C.: “How Science Solves Crime- Blood Will Tell,” Hygieia, 981, nbre., 1932. Al moden& Lattes (“L’individualitã, delsangue nella biologia, nella clinica & nella medicina legale,” obre traducida a varios idiomas) le correspónde en gran parte la gloria de haber introducido el metodo en la medicina forense. En medicina forense Sehlff comenzó en 192.4, seguido de Sclmetz y Wollisch, Brahn, Dold y Rosenberg, y Palmieri, a tratar de encontrar una isopreclpi- tación que pudiera substituir a la isohemaglutinación, pero estos trabajos se hallan todavía en el terreno puramente experimental.

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permite establecer los tipos de “donante universal” y “receptor universal.”

Por lo anterior, se verá que, aun en su forma actual, las pruebas sanguíneas van encontrando una esfera de acción cada vez más amplia y útil, que irá precisándose y desarrollándose a medida que acrecienten los conocimientos acopiados.

Cucarachas de GuaîJaguiZ.--En un catálogo preliminar de los blátidos del Ecuador, Campos enumera sistem&ticamente 71 especies, o sea la lista más completa de las publicadas hasta ahora. (Campos R., F.: Rev. Colegio Nuc. V. Rocafuerte, 41, jul.-dbre., 1926.)

Diagnóstico del saturnismo.-Vigliani (Rass. Med. App. Lav. Ind., 40, eno- fbro., 1932) examinó unos 500 operarios dedicados a diversos trabajos con plomo. Buscó en todos el ribete gingival, la parálisis de los extensores, los cólicos, la albuminuria, la sustancia gránulo-filamentosa, la basofilia y la fórmula leuco- citaria. Los casos de intoxicacibn grave son bastante raros. El autor concede mucha importancia a la eosinofilia, que es bastante frecuente, y que atribuye directamente a la acción del plomo, pues el número de eosinófilos disminuye al aumentar la intoxicación, bajando sumamente en los casos muy graves. Entre los síntomas precoces retiene la orla gingival, la sustancia gránulo-filamentosa por encima de 0.5 por ciento, los basófilos por encima de 250 por n$llún, y la eosinofilia.

Hkz,toria del tijo exantemático.-Garcfa del Real (Siglo 1Méd., 431, ab. 29, 1933) hace notar que muchas de las graves epidemias de la antigüedad probablemente fueron de tifo, y esto reza en particular con la Peste de Tucídides, que atacara a Atenas entre 430 y 425 antes de J.C. Durante la Edad Media, Europa se vi6 presa de una epidemia tras otra, pero no hay datos que permitan identificar al tifo. Es posible que la .febris acuta de aquella época comprendiera muchas veces el tifo, pero no está eso demostrado. En España, son muy sospechosas las epi- demias que diezmaron en 1212 a las tropas castellanas y aragonesas, la importada por las tropas francesas a Cataluíía y Aragón en 1283, y la que asoló al ejército del infante don Pedro en 1296. Los datos se vuelven m&s precisos en la Edad Moderna. La epidemia que de 1505 a 1528 azot6 a Italia fu6 positivamente de tifo, como lo demuestra la descripción de Fracastor, quien astableció por primera vez el diagnóstico. El tifo tambiCn había aparecido en España en el sitio de Baeza en 1489, y en el de Granada en 1492, habiéndolo introducido una expedi- ción de soldados de Chipre. Volvió a presentarse en 1557, reapareciendo en varias poblaciones hasta 1598. El 1606 est8 designado como año de los tabardillos, y son numerosos los autores españoles que estudiaron la enfermedad en ese siglo. La obra de López de Corella lleva la fecha de 1574, y menciona como nombres de la enfermedad: tabardillo, pulgón, tabardete, punticular y tuberquillo. Luis de Toro, en su obra de 1574, afirma que la enfermeded se habfa presentado en 1557. El matlazahuatl o cocohtzli, conocido por los españoles en México en 1570-1576, fuE identificado como tifo por Stamm en 1861. El tifo fué también observado por toda Europa durante el siglo XVI hasta 1587. Cober, en 1606, señal6 sus relaciones

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