1. O DESIGN NO BRASIL
1.3. MOBILIÁRIO ASSOCIADO À ARQUITETURA
Thomas Reid elaboró una de las críticas más duras al atomismo psicológico y la psicología aso- ciacionista, pues pensaba que esas doctrinas fomentaban una combinación fatal de mate- rialismo, determinismo, escepticismo y ateísmo. Nació y se educó en Aberdeen, Escocia, en donde fungió durante un periodo breve como ministro presbiteriano, antes de aceptar un puesto como profesor de filosofía moral en el King´s College de esa ciudad en 1751. Se convir- tió en profesor de filosofía moral en la Universidad de Glasgow en 1764. Con la publicación de Investigación sobre la mente humana según los principios del sentido común en 1764, seguida de Ensayos sobre los poderes intelectuales del hombre en 1785 y Ensayos sobre los poderes activos del hombre en 1788, estableció lo que llegaría a conocerse como la escuela escocesa de psicología del “sentido común”.
Asimismo, Reid negó los principios fundamentales del atomismo psicológico adoptados por Locke, Berkeley y Hume, y reconoció el problema fundamental de cualquier psicología basada en las “formas de las ideas” que planteara Locke, a saber, que nuestra percepción y cono- cimiento de los cuerpos físicos que poseen forma, tamaño y movimiento no pueden explicarse en términos de la simple agregación o asociación de impresiones sensoriales atomistas. Tal idea había hecho que Locke y Hume entendieran la percepción y el conocimiento de los cuerpos físicos como una inferencia dudosa, y que Berkeley adoptara el idealismo al afirmar que nues- tras ideas sobre los cuerpos físicos no se refieren a nada, sino a la asociación de impresiones sensoriales atomistas. En contraste, Reid defendía una modalidad de realismo directo: asegu-
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raba que percibimos directamente los cuerpos físicos y sus propiedades sin la mediación de impresiones sensoriales atomistas.
Distinguía entre la estimulación física, la sensación y la percepción, es decir, entre la esti- mulación física, de la retina, la sensación del color y la percepción de una manzana. Afirmaba que la sensación no se explica en términos de estímulos físicos y que la percepción deliberada de cuerpos físicos como las manzanas no es comprensible en términos de estados no delibera- dos como las sensaciones de color, olor y sabor. En consecuencia, rechazó de manera vehe- mente la forma de la psicología asociacionista basada en la neurofisiología propuesta por Hart- ley, cuyas Observaciones llamó un “tratado falaz”, y negó la posibilidad de una ciencia de la psicología modelada según el fundamento mecanicista de Galileo y Newton.
Reid afirmaba que el poder activo para percibir directamente los cuerpos físicos y sus pro- piedades como forma, tamaño, distancia y movimiento, forma parte del “sentido común” constitutivo de la humanidad. Éste es el conjunto de poderes comunes proporcionados por un Dios benévolo, que están adecuados idealmente para su propósito:
Cuando percibo un árbol delante de mí, la facultad de ver me da no sólo una noción o percepción simple de un árbol, sino una creencia de su existencia y de su forma, distancia y magnitud. Y este juicio, o creencia, no se obtuvo comparando ideas, sino que está incluido en la naturaleza misma de la percepción […]
Esos juicios originales y naturales forman, por tanto, una parte del decorado que la Naturaleza le ha dado al entendimiento humano. Son la inspiración del Todopoderoso, no menos que nuestras nociones o percepciones simples. Sirven para orientarnos en los asuntos comunes de la vida, donde nuestra facultad de razonamiento nos dejaría en la oscuridad. Forman parte de nuestra constitución y todos los descubrimientos de nuestra razón se basan en ellos. Conforman lo que se denomina el sentido común de la especie humana.
—(Investigación sobre la mente humana según los principios del sentido común, p. 188) Según Reid, Dios garantiza que la percepción concuerde generalmente con la realidad física. No hay necesidad de explicar la percepción en términos mecanicistas, atomistas y aso- ciativos y, de hecho, no hay siquiera posibilidad de hacerlo. Reid describió diversas facultades innatas que supuestamente se basan en los poderes mentales, lo cual comprende nuestras sen- sibilidades morales y religiosas, cuya confiabilidad está garantizada por su atributo divino. De este modo, defendía los juicios comunes de la especie humana en contra del materialismo, el determinismo, el escepticismo y el ateísmo, y desarrolló una psicología puramente descriptiva que “documentó” los poderes y las facultades humanos innatos. Su argumentación sobre las facultades cognitivas, morales y religiosas comunes de la especie humana se convirtió en el principio fundacional de la psicología del sentido común escocesa.
Los alumnos y discípulos de Reid, Stewart, Thomas Brown (1778-1820) y William Hamil- ton (1788-1856) reafirmaron la teoría de las facultades innatas y la negación de una ciencia mecanicista de la psicología, pero también siguieron desarrollando la psicología asociacionista (si bien, es cierto que compartieron la parafernalia mecanicista y materialista de Reid). Stewart, alumno de Reid y, posteriormente, profesor de filosofía moral en la Universidad de Edimburgo, promovió la psicología asociacionista en Elementos de la filosofía de la mente humana (1792), al mismo tiempo que insistió en que el asociacionismo no es susceptible de análisis científico. Brown, quien fuera alumno y sucedió luego a Stewart en su puesto académico, abandonó el realismo directo de Reid, pues consideraba que era demasiado materialista, y se valió del aná- lisis de Hume de la causalidad como conjunción constante para criticar la psicología materia- lista de la Zoönomia de Darwin, pues afirmaba que el científico simplemente describió la corre- lación entre mente y materia, no su relación causal. Brown desarrolló muchas leyes secundarias de asociación, o “sugestión”, y postuló un “sentido muscular” para explicar nuestra percep- ción de la externalidad de los objetos materiales en términos de asociaciones vinculadas con sentimientos de resistencia. Hamilton, profesor de lógica y metafísica en Edimburgo, reafirmó la direccionalidad de la percepción, si bien aceptando el “condicionamiento” a la naturaleza del sujeto que la percibe, y siguió negando la relevancia de la ciencia mecanicista para la psi- cología.
RESPUESTAS CRÍTICAS A LA PSICOLOGÍA NEW TONIANA 129
La psicología del sentido común tuvo una influencia enorme en Europa y América. Se desa- rrolló en Francia merced a las energías de Cousin, quien se encargó de que la psicología del sen- tido común desplazara a las teorías de los sensualistas y los ideólogos en la educación superior francesa. Ejerció una influencia especial en América, en donde fue transmitida por generacio- nes de ministros presbiterianos formados en la psicología del sentido común de las universidades escocesas, muchos de los cuales luego se convirtieron en rectores de universidades estadouniden- ses. John Witherspoon (1723-1794), rector del Colegio de Nueva Jersey y, posteriormente, de la Universidad de Princeton, introdujo la psicología del sentido común en sus cátedras sobre filo- sofía moral. Los Elementos de la filosofía de la mente humana de Stewart (1792), junto con las Lec- turas sobre la filosofía de la mente humana recopiladas por Brown (1820) y las Inquiries Concerning the Intellectual Powers and the Investigation of Truth de Abercrombie (1830), fueron libros de texto estándar en los colegios superiores y universidades estadounidenses en el siglo XIX.