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1.2. Pessoa humana e dignidade

2.1.1. Primeiras considerações

O cuidado com o meio ambiente não é privilégio do findo século XX e nem do novel século XXI. Essa preocupação já aparece desde os clássicos da orga- nização política. Aristóteles, em sua obra Política, dedica o capítulo 4-12 do Livro IV ao regime melhor: população, território, comunicações, caráter, estrutura social, lu- gar e construção da cidade. O texto aponta circunstâncias importantes como locali- zação da cidade para ações políticas e de guerra; a necessidade de se ter água pró- pria e sua utilização saudável, pois o corpo humano necessita de água e ar. A água para uso alimentar deve ser separada daquela para outras finalidades. Com relação à terra, essa deve ser fértil e farta. Alerta ainda para os cuidados com as lagoas e pântanos, bem como a necessidade de preservação dos rios das imundices e sua utilização para a navegação comercial. Destaca ainda a necessidade de locais pró- prios para mercados como os de peixe e outros que produzam detritos e mal estar.

Isso tudo deve ser observado na busca da limpeza, da saúde em proteção da popu- lação.60

Outros vários ordenamentos jurídicos da antiguidade, inclusive as Or- denações Filipinas, preocupados com o meio ambiente, já previam sérias sanções para os infratores.61 Merece ser ressaltado que os vários povos, no decorrer da his- tória da humanidade, já demonstravam uma efetiva preocupação com a qualidade de vida das pessoas. Todavia, somente após a segunda metade do século XX, é que começa a ser formada uma consciência ambientalista.

Quem se expressou pela primeira vez sobre a proteção do meio ambi- ente foram as Nações Unidas, na Conferência Científica sobre a Conservação e Uti- lização dos Recursos naturais (Lakes Succes em 1949). Na oportunidade, foi consta- tada a necessidade de se buscar meios para evitar a exaustão dos recursos natu- rais. Embora não se tenha falado na prevenção da contaminação e nos efeitos pro- duzidos pela manipulação de agentes químicos e residuais, destacou-se a necessi-

60 Roberto Dromi, Ciudad y Municipio, pp. 257/259, apud Aristóteles, Política, edición bilíngüe y tradución de

Julián Marías Araújo, Madrid, Instituto de Estúdios Políticos, 1951. O destaque especial fica para o

parágrafo 1330 b, donde se depreende: “Ya hemos dicho que la ciudad debe estar abierta en la medida de lo

posible a la tierra, al mar y a toda la región. En cuanto a la situación apetecible de la ciudad considerada en sí misma, debe determinarse teniendo en cuenta cuatro condiciones: en primer lugar, necesariamente la salud (las ciudades que miran al Oriente y después las protegidas del viento de Norte, que son mejores para invernar), además deben estar bien situadas para las actividades políticas y guerreras; para las guerreras deben ser de dalida fácil para sus habitantes y de difícil acceso y cerco para el enemigo; deben tener, además, corrientes de aguas proprias en número suficiente, de no ser así la falta se remediaría con la construcción de grandes y numerosos dépósitos para las aguas de lluvia, de modo que el agua no pueda faltar si durante una guerra quedan cortadas las comunicaciones entre la ciudad y el campo. Es preciso, en efecto, pensar en la salud de los ciudadanos, y ésta depende de la buena situación de la ciudad en sí misma y en cuanto a su contorno, y en segundo lugar, del uso de aguas sanas, que no debe considerarse en modo alguno como cuestión accidental. Porque aquello de que nos servimos más y con mayor frecuencia para nuestro cuerpo contribuye en el más alto grado a la salud, y el agua y el aire son de esta naturaleza. Por eso en las ciudades prudentes si todas las aguas no son igualmente buenas y no abundan las corrientes de tales condiciones, debe separarse el agua para la alimentación de la que se destina a los demás usos...”. (...) “Ley iij. Que el terreno y cercania sea abundante y sano. Ordenamos, Que el terreno y cercanía, que se há de poblar, se elija en todo lo posible el más fértil, abundante de pastos, lema, madera, materiales, aguas dulces, gente natural, acarreos, entrada y salida y que no tengan cerca lagunas, ni pantanos en que se crien animales venenosos, ni haya corrupción de Ayres, ni aguas. Lei v. Que se procure fundar cerca de los Ríos, y allí los ofícios, que causan inmundicias. Porque Será de mucha conveniencia, que se funden los pueblos cerca de Ríos navegables, para que tengan mejor tragin y comercio, como los marítimos. Ordenamos, que así se funden, si el sitio lo permitiere, y que los solares para carnicerías, Pescaderías, Tenerías, y otras Oficinas, que causan inmumdicias, y mal olor, se procuren poner ázia el Rio, ó Mar, para que con mas limpieza y sanidad se conserven las poblaciones” (Recopilación de Leyes de los Reynos de las Índias, Tomo II, Libro IV, Título VII, De la Población de Ciudades y Villas).

61 Alexandre de Moraes, Direito Constitucional, p. 741: As ordenações Filipinas “previam no Livro Quinto,

Título LXXV, pena gravíssima ao agente que cortasse árvore ou fruto, sujeitando-se ao açoite e ao degredo para a África por quatro anos, se o dano fosse mínimo, caso contrário, o degredo seria para sempre,...”

dade de conservação dos recursos naturais como a terra, especialmente a vegeta- ção, a caça e a pesca.62

Roberto Dromi informa que de uma maneira mais avançada no assunto da preservação dos meios e do planejamento da luta contra a contaminação ocorreu na Declaração de Estocolmo, expressada por ocasião da Conferência das Nações Unidas sobre o Meio Ambiente (nos dias 5 a 16 de junho de 1972). Nessa Declaração era dito:

“...el hombre tiene el derecho fundamental a la libertad, la igualdad, y al ‘disfrute de condiciones’ de vida adecuadas en un médio de calidad tal que le permita llevar una vida digna y gozar de bienestar, y tiene la solemne obligación de proteger y mejorar el medio ambiente para las generaciones presentes y futuras. A este respecto, las políticas que promueven o perpetúan el ‘apartheid’, la segregación racial, la discriminación, la opresión colonial y otras formas de opresión o dominación extranjera quedan condenadas o deben eliminarse...”. Em los Documentos de Puebla se previene que:“...si no cambian las tendencias actuales se seguirá deteriorando la

relación del ‘hombre’ con la ‘naturaleza’, por la explotación irracional de los recursos

y la contaminación del medio ambiente, con el aumento de graves daños al hombre y al equilibrio ecológico...Hay que tomar conciencia de los efectos devastadores de una

industrialización descontrolada y de una urbanización que va tomando proporciones

alarmantes. El agotamiento de los recursos naturales y la contaminación del ambiente constituirán aspectos dramáticos. Afirmamos, una vez más, la necesidad de una profunda revisión de la tendencia consumista de las naciones más desarrolladas; deben tenerse en cuenta las necesidades elementales de los pueblos pobres, que son la mayor parte del mundo...La comunión y participación verdaderas sólo pueden existir en esta vida proyectadas sobre el plano muy concreto de las realidades temporales, de modo que el domínio, uso y transformación de los bienes

de la tierra, de la cultura, de la ciencia y de la técnica vaya realizándose en un justo y fraternal servicio del hombre sobre el mundo, teniendo en cuenta el respeto a la

62 Roberto Dromi, Ciudad y Municipio, pp. 259/260: “Ello se expresó en la necesidad de buscar los medios que

tendieran a evitar el agotamiento de los recursos natureales. Es decir, que si bien no se apuntó a la prevención de la contaminación y los efectos producidos por la manipulación de productos químicos y residuales, sí se planteó la necesidad de conservación de recursos naturales como el suelo, especialmente la vegetación, la caza y la pesca”.

ecologia...reservar los recursos naturales a fin de transmitirlo como herencia enriquecida a las generaciones futuras...” (grifado no texto).63

O mesmo autor, continuando em seu raciocínio, diz que ao se aprofun- dar no sentido mais amplo sobre o significado da expressão “desenvolvimento”, ob- servou que o seu fim último objetiva potencializar a qualidade de vida. E continua:

“Toda política económica ambiental debe centrarse en la promoción del uso óptimo de los recursos”.64

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